jueves, 12 de noviembre de 2009

capitulo 7° "fuerza de voluntad"

Nota 7: Las recomendaciones de la musa rockera son My sacrifice de Creed, Wherever you are de Stream of passion, Cry de Simple Minds. Y yo les dejo una más Get Free de The Vines.


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7. Fuerza de voluntad
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Jacob POV

La puerta del cuarto se golpeó al abrirse con la pared, sobresalté a pesar del pesado sueñ acurruqué descaradamente entre mis sábanas, ocultando mi cara al intruso que obligaba mi presencia en el mundo real.

--Jacob Black, es el colmo contigo; principio de semana y no te dignas a pararte para ir al Instituto. Despiértate ya –dijo Billy de mal humor—Anda levántate… que te espera en el teléfono Charlie.

¿Charlie? Quién demonios era Charlie. ¿Charlie?...

--No conozco a ningún Charlie. Número equivocado –dije adormilado.

--Adolescente malcriado, ¡¿cómo no vas a conocer a Charlie Swan?! –amedrentó.

¡Charlie!, el papá de Bella, amigo de mi padre, el jefe de la policía de Forks, ¡mi futuro suegro! Charlie, maldición. Seguro me iba a dar un sermón de moral y valores por teléfono, sin la cercanía del oído casto de su adorable hija, o… Di un brinco y aventé las cobijas que me cubrían al piso. Corrí torpemente por mi casa, la idea pesimista que se me había avecinado a mi adormilada mente me terminó por despabilar los sentidos.

--Buen día oficial Swan, ¿qué pasa? –dije tratando de no sonar con la voz ronca, pero la ansiedad no ayudó en lo más mínimo.

--¿Buen día? Ya es casi la una de la tarde Jacob. Estuvo buena la parranda de ayer ¿no es así? –Repuso sarcásticamente, como lo preveía, la llamada no era de cortesía – Ok, no te hablé para discutir eso, al menos hoy. Necesito que me digas si Bella se ha comunicado contigo.

--No, por qué lo haría. Está en su escuela, ¿no es así? Jefe –le regresé el tono sarcástico.

--Jacob, Bella escapó de casa esta mañana y no llegó al colegio, nadie sabe nada de ella –retiró su tono de voz hostil para declarar dicho suceso.

¿Se escaparía Bella por mi culpa? No, no debía de ser eso, mi situación sentimental no la sacaba de sus casillas a tal grado de pensar en de abandonar su casa deliberadamente. No, definitivamente no era por mí. ¿Pero dónde estaba, si no había venido conmigo?

--¿Qué le hizo oficial Swan? –Acusé sin prólogos innecesarios, él tenía toda la culpa y por eso se doblegaba— ¿Cómo fue que se le escapo de las manos?, ni a mí me sucede eso.

--Discutimos Jacob. ¿Te interesa saber sobre qué asunto?--dijo agriamente.

--En definitiva no; dígame ¿cómo es que no la ha encontrado?

--En la mañana salió corriendo y tomó su moto. Juraba que estaría contigo o en la escuela, pero no. Los poblados cercanos están enterados, sin embargo no se ha localizado una chica en moto, ni por las carreteras.

--¿Ya le marcó a su celular?

--Llevo tres horas intentándolo, no lo tiene prendido.

--Charlie, ¿cuántas horas lleva extraviada? –dije molesto, era inconcebible semejante ineficacia.

--Cinco horas –hubo una pausa en su conversación--. Jake, asómate a tu ventana.

Me acerqué a la ventana recorriendo a un lado la cortina para observar el paisaje. El clima era atroz; llovía. Maldición Bella, ¿dónde te metiste?

--Saldré a buscarla enseguida. No puede haber llegado tan lejos.

Quise sonar esperanzado. A la velocidad que acostumbrábamos correr las motos actualmente era probable que le hubiera pasado algo en el camino.

--Exactamente por eso recurrí a ti, necesito que le llames a su celular, tal vez a ti sí te conteste. Si no funciona… bueno, nos pondremos en marcha para ir a buscarla –sonaba realmente preocupado—Estamos en contacto muchacho. Mantenme al tanto.

--Sí. Adiós.

En cuanto colgué, mis pensamientos se llenaron de posibilidades de accidentes, el efecto directo a esos riesgos me produjo odiar a mi suegro. No lograba entender cómo es que era su hija y no la conocía. La ansiedad me acalambró el cuerpo. Actuar, actuar, actuar… Diablos Bella, es lunes: lunes de aletargamiento.

Fui a mi recamara en busca de mi celular, perder el tiempo sólo alargaría mi agonía y la de su padre. Hallé el teléfono móvil en el piso de la habitación y cuando iba a teclear el número, Billy me interrumpió.

-- ¿Qué pasa, por qué la premura de Charlie por hablar contigo? ¿Qué sucede?

--Bella se ha marchado después de pelearse con Charlie, pero lo peor es que se fue en motocicleta con esta lluvia, y saber a dónde fue.

--¿Qué piensas hacer?

--Voy a tratar de localizarla por el celular, ya si eso no funciona iré a rastrearla. Charlie dice que ya avisó a los condados aledaños y no han visto ni un indicio de ella.

--No pierdas la calma Jake, tranquilízate.

--Viejo… es Bella. Me da vergüenza decirte esto, pero si le pasó algo no estoy seguro cómo voy a reaccionar.

--Sí hijo, lo sé –echó una mirada al celular--. Llámala, no pierdas más el tiempo conmigo.

Desbloqué el aparato y tecleé el número. Los tonos comenzaron a sonar, eso era un buen indicio ya que no se le había ocurrido perderse en el bosque. Tres, cuatro, cinco timbres, Contesta Bella, vamos contesta. Mi padre me veía atento, procuraba quedarse quieto para no impacientarme más. Siete, ocho…

--Hola.

--Bella, ¡gracias a Dios! ¿Dónde estás? –dije emocionadamente.

--Permíteme un segundo.

Qué diablos pasaba. Bueno, su voz sonaba tranquila y eso era un irremediable indicio de que se encontraba a salvo.

--Antes de cualquier cosa: lo siento, estoy doblemente apenada contigo, discúlpame. Como ya has de saber, me peleé con Charlie, no pensé con coherencia y todo fue tan rápido que yo…

Interrumpí su dialogo.

--Respira Bella, no hace falta que me pidas disculpas –hice una pausa para bajar la voz y así lograr que el viejo no me entendiera--. Me tenías muy preocupado –volví a mi tono original --, ¿dónde estás?

--En Kalaloch. Pero te voy a pedir que no le vayas a decir a Charlie, no quiero un convoy entrando en mi búsqueda.

Miré a mi padre, quien seguía atento a cada gesto que hacía, eso me incomodo bastante, por lo cual me escabullí de ese cuarto y caminé en dirección a la salida de la casa.

--Está bien, por eso no te preocupes.

--Gracias.

--¡Sí que llegaste lejos mujer! Me da gusto que puedas tomar un teléfono en tus manos –me reí-- ¿Cuál es el siguiente paso para concretar tu rebeldía?

Ya estaba afuera de mi casa, refugiándome de la lluvia bajo el pórtico de madera.

--Muy gracioso, si supieras lo que me llevó a hacer esto no te reirías –acusó.

--Ya, ya –utilicé mi tono de aburrimiento más común para hacerme el desinteresado--, el oficial Charlie me hizo el mismo comentario, me imagino que tuve un poco que ver en ello, ya después me contarás con detalle, mejor dime: ¿quieres que vaya para allá?

--¡NO! –Exclamó, asustándome pues su tono hasta ese momento era como un susurro--. No es la mejor idea. Es que... Charlie te seguiría.

--Cálmate, cálmate, no podría. A menos de que siguiera a un enorme lobo, y con la velocidad que tiene su patrulla, dudo mucho que me mantuviera el paso –me reí con verdadera jocosidad.

--¿Lobo? mmmm ¿Un enorme lobo? --Dijo dubitativa.

--Sí, un lobo ¿Bella qué pasa?, ¿acaso te golpeaste con algo y sufres de amnesia temporal?

--Ay no, perdón, deducía algo. Cómo sea, escúchame: te pido que me des un poco de crédito, un poco de confianza, ¿quieres?

--S-Sí, aunque te pediría que fueras al grano, me empiezas a asustar, ¿qué sucede?

--Nada, no sucede nada, sólo… necesito estar sola un rato más, por eso te pido que no vengas, aún. Te juro que en cuanto me decida a regresar, te marco. No me va a pasar nada.

--Ok, confió en ti, sin embargo quiero que sepas que te escucho rara, sé que tienes algo más pero no me meteré si no me lo quieres contar; así que hagamos lo que la señorita quiere. Cuando te decidas a volver me marcas. Estoy exhausto de preocuparme por ti en vano–dije tratando de no perder la compostura--. Cuídate.

Le colgué, simplemente era una egoísta, y yo un estúpido. Amarla tanto me estaba hiriendo muchísimo, vivir para ella era una locura, de eso no me cabía la menor sospecha, ¿por qué el amor sería así?. ¡Ah! Cuánto me desgarraba el corazón, ¿puede ser esto justo?

Esta llamada abrió nuevamente la inseguridad y dolor, el aire me faltaba, me recordó a cuando Bella se aprisionaba su pecho obsesivamente. Ahora lo comprendía, no era broma, se sentía un calambre en el abdomen o como si le estuviera cayendo alcohol a la boca del estómago. Esta mujer hacía de mí lo que quería y también lo que no. Qué jodido, qué débil, qué arma tan mortal era y lo peor es que había nacido con el poder de destruirme.

Caminé bajo la llovizna hasta toparme con el mar embravecido. A pesar de que mi cuerpo estaba semidesnudo, ningún frío podría apagar el escozor que cubría todo mi interior.

¿Qué le había hecho? Según mi memoria todo mi esfuerzo siempre se encaminó a mantenerla feliz y hacerla olvidar cualquier cosa que la lastimara ¿entonces por qué se portaba así? Me desviví en estar para ella y ser sólo de ella. ¿Qué eso estaba mal, no era eso lo que ella deseaba? Yo intuía que quería que su novio le demostrara que en la naturaleza no había maravilla más extraordinaria que su existencia, que me aferraría a su esencia día y noche; creo que no pues con todo y eso ¡una asquerosa sanguijuela era más! ¿Y yo? ¿Qué significado tenía en los verdaderos sentimientos de Bella? ¿Iba a ser la eterna sombra de un putrefacto chupasangre? Cómo diablos le iba hacer si Bella significaba la sangre que corría en mis venas, el corazón que me daba vida y los impulsos que me despertaban ¿Qué era lo mejor en estos casos? Cómo deseaba tener las agallas para tomar la decisión más coherente para este sufrimiento. Ya era suficiente de lloriqueo y de este nauseabundo sentimiento, tenía que enfrentar una realidad, pero sinceramente quería seguir evadiéndome antes de tomar esa decisión.

Me acerqué a la orilla del mar y me dejé caer, venciéndome, una vez más en mis demonios. Con mis rodillas y las palmas de las manos me sostuve en el mundo. Las lágrimas se desintegraban con cada ola que llegaba a mí, se alejaban. Ten fuerza de voluntad Jacob Black, no sucumbas.

--¿Y si ya no tengo fuerza? –musité.

Me acuclillé, levantando el rostro al cielo grisáceo, las gotas se agolparon en mi rostro, cerré los puños y grité.

--¡TE ODIO!

Mi cuerpo se convulsionó abruptamente y me transformé en lobo, sin importarme si habría alguien observado, nada me importaba, sólo necesitaba sentir esta animadversión en cada célula. Di un salto al enfurecido océano y me empapé con todo el aborrecimiento que el universo me otorgaba en esa tarde para el repugnante vampiro.

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