jueves, 11 de marzo de 2010

Reencarnacion Capitulo 15

Reencarnacion Capitulo 15

Rosalie POV
Me fui con Alice de compras ese fin de semana, según ella los días serían nublados por lo que podríamos salir sin problemas. Y Alice era mucho más confiable que el centro meteorológico de los Estados Unidos.
Nos fuimos en mi coche y llegamos al hotel de siempre.
- Señoritas Cullen, bienvenidas – nos saludó el dueño al vernos ahí - ¿la habitación de siempre?
- Por favor – le pidió Alice con su sonrisa más encantadora.
- En seguida señoritas.
Nos llevaron a la habitación, llevábamos varias maletas, pero iban casi vacías, creo que sólo llevábamos dos cambios de ropa cada una. Esa noche decidimos quedarnos en la habitación. Platicamos toda la noche, Alice era una gran hermana en verdad, podíamos hablar de lo que fuera.
A la mañana siguiente, tal y como Alice había dicho, el día estaba nublado. Tomamos el convertible y nos dispusimos a pasar todo el día de compras. La mayoría de los dueños de todas las tiendas nos conocían y nos trataron como reinas.
Como a las seis, decidimos que por ese día era suficiente. Ese día nos habíamos dedicado a comprar ropa interior y varias blusas. Un botones, de unos diecisiete años nos ayudó a llevar las bolsas a nuestra habitación
- muchas gracias – le dijimos ambas y le dimos diez dólares
- a ustedes señoritas, que pasen buenas noches – dijo sorprendido al ver su propina.
Guardamos las cosas en las maletas y esa noche nos fuimos al teatro, sólo porque no había nada mejor que hacer. Al llegar al hotel en la madrugada yo me fui a dar un baño de burbujas. Alice se había quedado hablando por teléfono con Jasper, y yo no quería oír nada de su conversación. Esa semana había decidido no deprimirme.
- Te extraño, preciosa – alcancé a oír que Jasper le decía a Alice.
¿Por qué tenía que poner el altavoz?
- y yo a ti Jas – le respondió ella – ay te compré unos bóxers padrísimos
- Gracias Alice – respondió él entre risas
- Te veré pronto
- Te amo
- Y yo a ti Jas
Por fin colgaron, no quería pensar en Emmett…pero después de tanto tiempo a su lado, era inevitable. Lo extrañaba muchísimo, no sólo ahora sino que estando los dos en la casa, extrañaba estar a su lado, entre sus brazos.
Recordaba esos días en los que me iba con Alice de compras, siempre me estaba hablando, cada hora siempre diciéndome que me extrañaba… y que me amaba. Aunque no serviría de nada, deseaba llorar, sentir las lágrimas por mis mejillas, era una gran manera de desahogarse.
Salí de la bañera cuando el agua se enfrió, rodee mi cuerpo con una toalla y salí del baño. Alice me miraba pícaramente.
- ¿Qué? – le pregunté, ella no me dijo nada, sólo me señaló un florero que estaba en una mesita - ¿qué es eso?
- Son para ti – me dijo Alice revoloteando por todos lados
Me acerqué a la mesa y vi que las flores traían una tarjetita.
“Para la chica más hermosa de ojos dorados”
Mi corazón se emocionó demasiado, anhelando que esas flores fueran de Emmett.
- ¿quién las mandó?
- No lo sé, las trajo el chico que nos ayudó con las bolsas, pero no me dijo quien fue – Alice me dijo en tono inocente
- Tú sabes quien fue – la acusé.
Ella me miró y alzó los hombros. Claro que sabía quien las había mandado y quería hacerme sufrir al no decirme quien las mandó.
- Creo que tengo sueño, voy a dormirme – dijo Alice y se acostó en su cama
- Marie Alice Brandon Cullen dime quien mandó esas flores – la amenacé
- No lo sé, Rosalie Lilian Hale Cullen. – se tapó hasta la cabeza con las sábanas.
- Alice dime por favor – le supliqué y me subí a ella. – dime, dime, dime, dime, dime, dime
- Está bien, está bien es un vampiro que probablemente y digo probablemente porque no lo sé – claro, no lo sabía – te encontrarás mañana por la noche en la tienda de souvenirs
¿Un vampiro? Que extraño pero bueno, probablemente serviría de distracción por esta semana. Me acosté junto a Alice y ella en seguida se puso a acomodar sus cosas y se puso a hacer los planes de ese día. Nos vestimos y salimos nuevamente de compras.
Ese día, fueron puros vestidos, formales, informales, todo tipo de vestidos. Claro que nos acordamos de Esme y también le llevamos unos dos a Bella, aunque jamás los usaría, pero bueno, si iba a ser nuestra hermana, tendría que acostumbrarse a las compras.
Volvimos al hotel un poco más temprano, Alice me usó de Barbie y me hizo ponerme todos los vestidos que había comprado ese día para escoger uno con el cual bajar a la tienda de souvenirs y encontrarme con el misterioso vampiro que me esperaba.
Al final nos decidimos por uno blanco no muy formal, pero sí elegante de algodón, con escote en “v” y un poco arriba de la rodilla.
- ¿Qué se supone que voy a comprar en la tienda de souvenirs si todavía nos quedan cinco días aquí? – le pregunté a Alice mientras me empujaba hacia la puerta.
- No compres nada si no quieres – me respondió Alice – puedes decir que estás viendo a ver que le vas a llevar a tus padres, ahora vete, el chico llegará ahí en 45 segundos, corre.
Y la reina de las sutilezas me sacó de la habitación y me cerró la puerta en las narices. Bajé en el elevador hacia el vestíbulo del hotel, al verme el gerente se acercó.
- Señorita Cullen ¿podemos hacer algo por usted?
- Se lo agradezco, en realidad sólo voy a ver que hay en la tienda de souvenirs – le dije con una sonrisa que lo deslumbró – ya sabe, quiero ir viendo que le voy a llevar a mis padres.
- Adelante señorita y ya sabe, cualquier cosa que necesite no dude en decirlo.
- Muchas gracias.
El gerente se alejó y yo miré la tienda, no se veía nadie especial ahí dentro. Respiré hondo y entré. La señorita de las cajas era la misma de hacia seis meses. Me reconoció y me saludó, nos quedamos hablando unos momentos. La chica me caía muy bien, tenía un muy buen gusto para los diseñadores.
En ese momento, la puerta se abrió y sin voltear supe que “mi admirador secreto” (según Alice) había entrado. Avril, que era la chica se le quedó mirando como boba así que no hubo ninguna duda. Me voltee para poder verlo y a mí también me cortó la respiración. Era un vampiro definitivamente guapo, alto y estilizado (no tan musculoso como Emmett), su cabello era negro y caía lacio hasta sus hombros. Vestía elegantemente, con porte. Pero había un gran inconveniente o algo por el estilo, sus ojoS....
- Avril ¿quién es? – le pregunté a la chica a sabiendas de que él me escucharía.
- Es Oliver Brodie, es un hombre muy, muy rico pero es muy excéntrico casi nunca se le ve con nadie – me respondió la chica sonrojada
.- ¿viene mucho? – le pregunté mientras oía como se acercaba hacia nosotras.
- Más o menos, una o dos veces por año, y siempre luce encantador – me respondió la chica.
- Buenas noches, señoritas – nos saludó a ambas mientras se colocaba a mi lado.
- Seño Brodie, buenas noches ¿en qué puedo servirle? – le preguntó Avril sonriendo nerviosamente.
- No se preocupe, sólo venía a ver lo que había disponible – respondió el vampiro y me miró con una sonrisa seductora.
Aún con mis muchos años de experiencia con los vampiros…y los hombres mortales, me quedé completamente atónita, el “hombre” hacía flaquear mis rodillas, no como Emmett –que lo hacía con sólo mirarme – pero lo hacía.
Él siguió mirándome de esa manera y yo adopté la mejor apariencia indiferente que pude. Me moví de ahí y fui a “mirar” los llaveros. Oliver se acercó a mí y recargó uno de sus brazos en el aparador que yo miraba.
- Espero que haya recibido las flores que le mandé – me dijo
- Sí, lo hice – respondí y me fui hacia otro lado
Estaba mirando las tazas, creyendo que él se había ido, pero pronto se puso a mi lado, muy cerca de mí.
- Cuando percibí la esencia de esa pequeña duendecilla y la suya me sorprendí – me comentó y yo seguí sin prestarle atención – casi nunca me encuentro con otros de nuestra especie.
- Sí, yo viajo con mi hermana – le sonreí y me fui.
Si algo sabía de los hombres…y los vampiros es que si te muestras indiferente, los enganchas aún más. Antes de subir al elevador me tomó del brazo y me acercó hacia sí.
- dígame señorita Hale ¿le gustaría acompañarme a dar una vuelta al parque? – me invitó
- lo lamento, es muy tarde, quizá en otra ocasión, mi hermana me debe de estar esperando – decliné su oferta a sabiendas de que habría otras.
- No me daré por vencido señorita Hale, usted y sus hermosos ojos dorados me tienen muy intrigados – el elevador se abrió.
- Buenas noches señor Brodie – le desee y entré al elevador.
Claro que no se iba a dar por vencido, de eso estaba segura, el elevador subió un piso y Alice entró, debí saber que estaría por ahí escuchando.
- ¡¡estuviste fantástica!! – me dijo emocionada
- Gracias – le respondí con una sonrisa en mis labios.
- Lo atrapaste definitivamente, hay otro ramo de flores en la habitación y para antes de que nos vayamos, esa habitación olerá a rosas por el resto de la existencia del hotel – predijo Alice y yo reí.
El día siguiente fue muy parecido, fuimos de compras por la mañana, esta vez compramos para toda la familia, incluido Edward. Después fuimos al hotel y otro ramo de rosas estaba en nuestra puerta.
- Hoy te espera en el bar – me dijo mientras sacaba un vestido negro – y vas a llevar esto, lo vas a fascinar…bueno más.
- Veremos que me dice el día de hoy.
Bajé al bar con el vestido y me senté en una mesa para dos, argumentando que mi hermana no tardaría en reunirse conmigo. Pedí un martini y mientras esperaba a “Alice”, pasaba mi dedo por la copa.
- ¿Puedo sentarme? – Oliver llegó con un traje azul marino.
- Sí usted gusta – le respondí.
- Señorita Hale, permítame decirle que se ve magnífica esta noche – me halagó.
- Se lo agradezco señor Brodie.
- Sólo Oliver
- Bien si así usted gusta, Oliver
Este juego iba a ser muy divertido. Un mesero pasó y él encargó una copa de vino tinto. Nos quedamos mirándonos sin decirnos nada, sus ojos eran aún más oscuros esta noche.
- y dígame señorita Hale ¿qué la trae por aquí?
- A mi hermana y a mí nos gusta venir de vez en cuando de compras – le respondí.
- No quiero ser grosero pero, me gustaría hacerle una pregunta.
- ¿por qué mis ojos no son como los suyos y en cambio son dorados? – pregunté por él
- sí, exacto.
- Digamos que mi familia y yo tenemos un modo de vida distinto al de los demás.
Oliver estaba cada vez más sorprendido, notaba como al mencionar la palabra “familia” él se ofuscaba aún más. Yo sonreí para mis adentros.
- ¿y cuál sería el otro modo de vida por el que usted y su…clan adoptaron? – noté que él no usó la palabra familia
- Mi “familia” y yo – recalqué familia – somos “vegetarianos” no nos alimentamos de sangre humana, sólo cazamos animales.
- Efectivamente, lo somos – me levanté – ahora si me disculpa…
Caminé hacia la salida del bar, el chico dejó el dinero en la mesa y caminó hasta llegar a mi lado.
- Señorita Hale esta vez no aceptaré un no – me dijo mientras me tendía su brazo pero yo no iba a dar el mío a torcer.
- Señor Oliver, ¿qué cree usted que pensarán los dueños del hotel al ver que un hombre de unos treinta y tantos pretenda a una chica de tan sólo dieciocho? – le pregunté fingiendo curiosidad.
- Bueno, si me permite decirlo señorita Hale, ambos sabemos que sólo aparentamos esa edad, pero podría jurar que usted no tiene dieciocho años y que es más madura que eso – me respondió él.
- Tal vez tenga usted razón, pero mi reputación está impecable y no pienso cambiarla por usted – le dije y volví hacia el elevador.
Esta vez el entró conmigo. Al llegar a mi piso, me disponía a salir cuando él me regresó, me pegó a él y me besó. Él sabía que yo me separaría, por lo que decidí hacer justo lo contrario a lo que él esperaba, correspondí a su beso. No era como los de Emmett, Emmett sabía como besarme apasionadamente y a pesar de ello, podía transmitirme ternura, delicadeza y dulzura. Oliver sólo me besaba con pasión.
Llegamos a su piso y me condujo a su habitación, el pasillo estaba desierto por lo que nadie nos vio. Cuando entramos me di cuenta que era una de las suites más lujosas que había en el hotel. Yo sabía que él no me había traído solamente a platicar y yo no iba a dejar que esto pasara a más, no me iba a acostar con él la primera noche de conocerlo.
Me senté en el sillón y él se sentó a mi lado, antes de que me besara nuevamente yo lo aparté. Me levanté y me alisé el vestido.
- Creo señor Oliver que no soy el tipo de mujer que usted busca, si lo que quiere es alguien que “caliente” su cama, estoy segura que encontrará a muchas mujeres dispuestas a complacerlo, pero yo no – le dije y me salí de su habitación.
- Espera, Rosalie – se acercó a mí
Creo, señor Brodie, no haberle permitido llamarme Rosalie, sin mencionar que usted en ningún momento me ha preguntado mi nombre – zafé mi brazo y me alejé.
- Tiene razón, señorita Hale, fue muy descortés de mi parte llamarla por su nombre sin su autorización, le ofrezco una disculpa
- La acepto – iba a decir algo más, pero él me interrumpió
- Y también le ofrezco una disculpa si mis intenciones fueron malentendidas, no pretendía ofenderla señorita, mi intención no era llevármela a la cama si eso es lo que piensa, pero si no mal recuerdo usted me dijo que no quería que la vieran conmigo por temor a que su reputación fuera ensuciada – me recordó – por eso la traje a mi habitación, para que nadie nos viera, por ello también le ofrezco una disculpa.
Aunque eso fuera cierto, no iba a dejarme engañar ni mucho menos iba a regresar con él a su habitación…por lo menos no esta noche.
- También acepto sus disculpas señor Brodie
- Le he pedido que me llame Oliver.
- Oliver, lo lamento pero no voy a quedarme con usted esta noche, mi hermana me está esperando así que, le deseo buenas noches
Esta vez ya no me dijo nada, entré al elevador y fui a nuestra habitación, el hombre me gustaba, claro que sí, pero yo quería ver hasta que punto él estaba dispuesto a llegar por mí.
Ese día, Alice y yo decidimos no salir, nos quedamos en la habitación toda la mañana y tarde, pedimos servicio a cuartos y la comida, por más mal que se oiga, la tiramos. Estábamos acostadas viendo la tele, cuando alguien tocó la puerta.
Alice se levantó de la cama y fue a abrir.
- Buenas tardes señorita – oí la voz de Oliver – usted debe de ser la hermana de la señorita Hale
- Así es, mi nombre es Alice y usted debe de ser el señor Brodie
- Oliver, es un placer conocerla al fin, señorita Alice
- Igualmente Oliver ¿quieres pasar?
- Te lo agradecería mucho Alice – el vampiro respondió y entró – buenas tardes señorita Hale
- Buenas tardes Oliver – contesté - ¿se le ofrece algo?
- Sólo deseaba saber como estaba
- Me encuentro muy bien se lo agradezco mucho.
Alice llegó e invitó a Oliver a sentarse en la sala con ella, pronto los tres nos quedamos platicando acerca de lo que habíamos vivido como vampiros, en un momento de la plática permití que Oliver me llamara por mi nombre, así que ya nos tuteábamos.
Platicamos hasta bien entrada la noche, cuando Oliver se fue, no sin antes invitarnos a pasear por el parque el día siguiente. Alice aceptó la invitación por ambas.
Ese día en el parque le platicamos acerca de nuestra familia y nuestros hábitos alimentarios, estaba visiblemente sorprendido ante ellos.
- Me intriga mucho ese estilo de vida que llevan ustedes y su familia y me encantaría probarlo por mí mismo, ¿habría algún problema si las acompaño?
- Claro que no, Carlisle estará encantado – Alice le dijo – nos vamos en tres días.
- Se los agradezco
Esos tres días Oliver y yo comenzamos a conversar más y antes de regresar a Forks, él me dejó claras sus intenciones.
- Rosalie, eres una mujer hermosa y me siento atraído por ti – me confesó esa noche – sé que apenas nos conocemos, pero te pido que me des una oportunidad para demostrarte que es cierto
Yo me quedé pensando, en mi interior una parte de mí me decía que no lo hiciera, esa parte de mí que creía que Emmett terminaría en mis brazos. Pero ¿y si no era el caso? ¿si Emmett se decidía por Valerie? Yo no iba a quedarme como estúpida mirando ¿verdad?
Quizá era el momento de que yo viera más posibilidades, aunque siempre habría en mi corazón una parte que amaría a Emmett por siempre…para siempre

1 comentario:

Anónimo dijo...

por lo visto esto se va a poner cada vez mejor verdad? bueno no me preocupo tu siempre publicas buenas historias en verdad te lo digo esta padre le historia esta padre el nuevo trailer de eclipse y me muero por verla bueno cuidate bay